¿Alguna vez os habéis preguntado por qué se producen esas antiestéticas
líneas en la piel a las que llamamos estrías?
Las estrías son atrofias cutáneas que suelen aparecer como consecuencia del rápido estiramiento de la piel. Tienen forma de líneas finas, alargadas y paralelas, de color rojizas que pueden tornar a blanquecino y que pueden tener una textura diferente a la piel normal.

Es importante recordar que la dermis presenta dos regiones:
1. La región papilar: formado por mucho tejido conjuntivo laxo (irregular), con fibras elásticas finas.
2. La región reticular: formado por tejido conjuntivo denso (más ordenado), con fibras de colágeno dispuestas en forma de red; y otras fibras elásticas que otorgan resistencia, elasticidad y flexibilidad.
Cuando se produce un estiramiento brusco de la piel, y en un periodo de tiempo muy corto; la tensión generada podría perjudicar gravemente la región reticular de la dermis, las más profunda, de modo que se produciría la rotura de las fibras que otorgan elasticidad, flexibilidad y resistencia. Como consecuencia de la rotura de dichas fibras, la piel habría perdido su elasticidad y resistencia, de manera que estaría muy debilitada y con gran susceptibilidad para cicatrizar. A causa de esa debilidad en la piel, esa cicatriz (la estría), quedará en la piel para siempre.
Para el alivio de quienes las tengan, hoy en día existen varios métodos para combatirlas, como por ejemplo el láser, que puede eliminar las células del tejido dañado a la vez que acelera el proceso de renovación celular e incentiva la producción de colágeno; o en el caso de las estrías blancas, las pigmenta hasta que su apariencia pasa de desapercibida. Dependiendo de la magnitud de las estrías, dicho procedimiento requerirá el uso de anestesia local o general; y en el caso de optar por este método, es necesario acudir a un dermatólogo para evaluar la piel.
También es importante el método conocido como “peeling”, cuyo objetivo es exfoliar la piel (para que ésta quede nivelada y lisa), a la vez que se estimula y favorece la circulación de la zona, de modo que se regeneran las células y por lo tanto aparece piel nueva.
Por último, otro de los métodos más desarrollados es la “microdermoabrasión”, que consiste en un aparato que contiene cristales minúsculos que permite exfoliar la piel en profundidad. Esta es una técnica muy efectiva, y además es una forma segura de tratar la piel. Es una técnica de las más adecuadas, pues puede reducir las estrías, además de incrementar la producción de colágeno; de manera que la piel se ve más saludable y más suave.

Histología de una estría sometida a un proceso de abrasión profunda, lo que estimula la formación de colágeno que regenera la dermis dañada. Imagen tomada de Salient Medical Solutions.
Pese a que estos métodos se consideran bastante seguros, es recomendable acudir a un dermatólogo para que nos examine y considere si es recomendable o no someterse a alguno de los anteriores tratamientos; pues en realidad la finalidad de éstos es puramente estético (recordemos que, aun que no sean muy bonitas, las estrías no son perjudiciales para la salud). De modo que antes de tomar cualquier decisión, es importante tener en cuenta qué le conviene a nuestra piel.
Y para los afortunados que no las tengan, siempre pueden prevenirlas tomando mucha agua y usando ciertas cremas, consiguiendo así que la piel se mantenga muy hidratada y nutrida; disminuyendo las posibilidades de que se rompa la dermis.
Por Beatriz Gómez
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