miércoles, 14 de mayo de 2014

Termorregulación

Ahora que se acerca el verano y empieza a hacer calorcito vamos a continuar este fantástico blog con un apartado específico relacionado con la termorregulación de nuestro cuerpo humano.
Puede que nunca nos hayamos parado a pensar esto pero, es increíble la capacidad que tiene nuestro cuerpo de cambiar su temperatura. Piénsalo, ¡no es nada fácil!
Vamos a adentrarnos un poco en cómo sucede…

Lo primero de todo, ¿cómo captamos el frío o el calor?. Captamos estas sensaciones con unas terminaciones nerviosas llamadas termorreceptores. Estas terminaciones son el primer paso hacia la respuesta frente a un estímulo térmico.
Podemos hacer una clasificación en base a lo que detectan, así tendríamos 2 tipos posibles, receptores de frío y de calor:
  •        Termorreceptores del frío: Dentro de este tipo podemos encontrar 2 subtipos a su vez, con fibras mielinizadas y desmielinizadas. Lo máximo que puede aguantar un termorreceptor de frío para activarse es hasta los 24ºC.
  •       Termorreceptores del calor: Sólo posee fibras desmielinizadas. Puede aguantar sin activarse hasta los 45ºC como máximo. Generalmente estos receptores se activan en temperaturas que rondan el intervalo de 31 a 43ºC.
Los receptores perciben una gradualidad, así pues en condiciones de extremo frío (menos de >7ºC) y extremo calor (<50ºC) se activan los receptores para el dolor. Se percibe como dolor y no como sensación térmica.

Respondamos a algunas preguntas que nos pueden surgir con respecto al frío y al calor. ¿Por qué cuando nos bañamos en una piscina o en el mar nos parece que al principio el agua está helada y luego que está a una buena temperatura?
El agua no ha cambiado su temperatura, es nuestra percepción de la misma la que ha cambiado. El receptor
térmico recibe primeramente una estimulación poderosa si se produce un cambio brusco de temperatura pero, pasados unos segundos, disminuye enormemente la frecuencia de potenciales de acción. Conforme pasa el tiempo la frecuencia va bajando aún más, pero a un ritmo mucho más lento.
También es curiosa la precisión que podemos observar en los termorreceptores. Si el cambio térmico se produce solamente en una pequeña parte del cuerpo, puede que no lo notemos si no es lo suficientemente grande. En cambio si la variación térmica afecta a todo el cuerpo, somos capaces de detectar oscilaciones de temperatura de hasta 0,01ºC.

Ya hemos visto cómo captamos la temperatura del exterior y cómo el cuerpo gestiona ese impulso pero… ¿Qué pasa cuando la variación de temperatura viene del interior?
El cuerpo humano tiene una temperatura interna estable, que varía ligeramente entre 36 y 37,5 ºC. Nosotros
tenemos esa temperatura porque es una consecuencia de la actividad metabólica del cuerpo. Podemos dividir estos mecanismos metabólicos en:

  •         Metabolismo basal de las células del cuerpo
  •      Metabolismo no basal implicado en la actividad muscular.
  •    Aumento metabólico celular producido por la hormona tiroidea, por la adrenalina, noradrenalina y situación simpática de las células.
  •         Aumento metabólico producido por la temperatura celular de por sí.
Cuando tenemos un exceso de calor, ¿cómo lo perdemos?
Básicamente, nuestro cuerpo tiene 3 mecanismos de control para ello.

  •        Vasodilatación: Se dilatan los vasos sanguíneos del cuerpo, haciendo que la dispersión y pérdida de calor aumente hasta 8 veces. La vasodilatación ayuda a que la sangre fluya hacia las partes del cuerpo en las que puede realizar una transferencia de calor, como es la piel. Por eso notamos que nos ponemos rojos, porque aumenta el volumen de los vasos.
  •      Transpiración: Las glándulas sudoríparas estarán trabajando para producir sudoración, que ayuda enormemente a la reducción de temperatura.
  •           Inhibición de mecanismos productores del calor, como la tiritona o la termogenia química.
Procesos contrarios se producen cuando estamos en una situación de frío y nuestro cuerpo debe entrar en calor:
  •           Vasoconstricción: Los vasos se contraen y reducen la transferencia del calor interno del organismo.
  •           Piloerección: Se levanta el pelo, con el objetivo de atrapar el aire próximo y crear una capa aislante de aire caliente. Es lo que comúnmente denominamos como piel de gallina. Aunque durante la evolución, la pérdida de pelo de nuestra especie hace que este mecanismo sea menos relevante.
  •     Producción de calor por los sistemas metabólicos, como puede ser la excitación simpática de la producción de calor, o la estimulación de la secreción de hormonas encargadas aumentar el metabolismo celular, como la hormona tiroidea, o de producir escalofríos. La tiritona aumenta la producción de calor de 4 a 5 veces. ¿Cómo funciona la tiritona? Es muy interesante. Se estimula una parte del hipotálamo encargada de aumentar el tono muscular. Este aumento del tono muscular hace que un reflejo existente en los músculos (reflejo miotático) oscile, lo que provoca las contracciones repetidas.
Así mismo, existe otra forma de regulación de la temperatura, el control conductual. Nos apetece refrescarnos o entrar en calor, y nos sentimos incómodos. Este es el verdadero sistema de termorregulación, porque por mucho que tu cuerpo trate de adaptarse, si te pones debajo del sol durante 5 horas a 40ºC, nada de lo anterior será efectivo.

Cada animal es un mundo, pero básicamente los mecanismos de regulación de la temperatura son similares. Para acabar la entrada os pongo un pequeño vídeo de cómo los elefantes y los pingüinos regulan su temperatura.



¡Un saludo y recordad en verano refrescaros e hidrataros con frecuencia. No tenéis excusa para ir a
la piscina después de exámenes!
¡Nos vemos!

Páginas consultadas y bibliografía de
interés:
Guyton A. Tratado de Fisiología
Médica 100 Ed. Mc Graw Hill
Ganong W. Fisiología Médica. 170 Ed. Manual
Moderno. 2000
http://www.ucla.edu.ve/dmedicin/DEPARTAMENTOS/fisiologia/Material%20Nieto/TERMORREGULACION.pdf
http://www.uam.es/personal_pdi/medicina/algvilla/fundamentos/nervioso/termorregulacion.htm

Por Rodrigo Marín Pérez

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