Literalmente, el amor es una droga. Los centros neuronales que se activan cuando te encuentras a la persona a la que quieres, son exactamente los mismos que aquellos que se activan por el consumo de alcohol, tabaco y otras sustancias adictivas.
El Dr.
Eduardo Calixto, neurofisiólogo del Instituto Nacional de Psiquiatría Ramón de
la Fuente, en México, explica que lo que provoca la sensación del enamoramiento
se debe a la secreción del neurotransmisor
dopamina. La dopamina activa diferentes partes del cerebro para provocar
reacciones fisiológicas variadas, como lo serían el aumento de la frecuencia
cardiaca o el aumento de la presión arterial.
Según los médicos Donald F. Klein y Michael Lebowitz del Instituto
Psiquiátrico de Nueva York, sugirieron que el cerebro de una persona enamorada
contenía grandes cantidades de feniletilamina que es un compuesto orgánico de
las familias de las anfetaminas que al inundarse el cerebro de esta sustancia,
éste responde mediante la secreción de dopamina, norepinefrina y oxiticina y
comienza el trabajo de los neurotransmisores que dan lugar a los arrebatos
sentimentales, en síntesis: se está enamorado.
En
hombres, el principal causante de esta secreción es el aspecto físico, en
mujeres, sin embargo, el proceso es más complejo, ya que involucra otros
sentidos como el tacto o el olfato (detectando feromonas y otros elementos).
Una
parte d nuestro cerebro muy relacionada con el enamoramiento es la amígdala.
Este pequeño órgano está vinculada a la corteza orbital frontal, el cuerpo
estriado y el tálamo, que son todas las estructuras implicadas en el
procesamiento emocional. La amígdala está relacionada con el miedo y las
respuestas de placer, siendo su principal función el procesamiento emocional y
social. Procesa y almacena los recuerdos emocionales, y también participa en
las actuales respuestas emocionales.
La amígdala en los hombres y las
mujeres responden de manera diferente a las situaciones emocionales.
La amígdala funciona gracias a dos neurotransmisores: la
dopamina y la GABA (ácido gamma aminobutírico). La dopamina está fuertemente
asociada con mecanismos de seducción y pasión, mientras que la GABA, es un
inhibidor de la dopamina.
Pero,
¿por qué empezamos a secretar dopamina?
Una
diferencia entre ambos sexos radica en la maduración de la corteza prefrontal.
En mujeres, esta zona cerebral termina de interconectarse aproximadamente a los
21 años de edad, mientras que en hombres el proceso es más lento, culminando
hasta los 26 años; es por esto que los hombres suelen querer asentarse en una pareja más tarde que las mujeres.
Una
vez que comenzó el enamoramiento, hay que tomar en cuenta que una de las zonas
más importantes de liberación de dopamina es el área tegmental ventral, localizada
cerca de la base del cerebro. Ésta área, 70 % más grande en mujeres, se activa
durante el orgasmo en una relación sexual; el que las mujeres tengan orgasmos
más duraderos que los hombres y que se involucren emocionalmente con sus
parejas sexuales es atribuible a esta notoria diferencia de tamaños.
Sin
embargo, hay un lado triste a toda historia de amor. Calixto explica que con el
tiempo, los receptores de la dopamina comienzan a perder su sensibilidad. Así,
asegura que en un periodo aproximado de tres
años, éstos dejarán de responder al estímulo inicial que desencadenaba la
reacción placentera del encuentro con esa persona especial.
La
única salvación, en estos casos, es otro neurotransmisor conocido como oxitocina, cuya secreción está
relacionada con la sensación de apego.
Si una pareja no logra construir una relación más allá del enamoramiento o del
placer sexual en tres años, lo más probable es que la relación esté condenada a
terminar.
Bibliografía
Por:
Verónica García de Marina
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